Josep
Maria Colomer, profesor de Economia Política de la Universidad de Georgetown, y
autor de "El Gobierno mundial de los expertos"
"Ya
es demasiado tarde para que Cataluña y España construyan estados
soberanos"
El profesor de Economía Política de la Universidad de
Georgetown Josep M. Colomer acaba de publicar "El Gobierno mundial de los
expertos" (Editorial Anagrama). Es un ensayo donde analiza la función y
eficacia de la gestión de la treintena de organizaciones que, a nivel mundial,
dirigen o coordinan la marcha política y económica de nuestro mundo. Es una
visión favorable a su existencia y trabajo aunque detecta y expone también sus diversos
defectos. En el contexto mundial actual, Colomer ve complicada la consolidación
europea de la aventura de los independentistas catalanes.
¿Hay
un gobierno mundial funcionando realmente en nuestro Planeta?
Un gobierno mundial, como tal, no existe. Un gobierno
como organismo único, centralizado, un super-Estado, no existe, ni existirá
seguramente y quizás no sería deseable. Lo que hay es un conjunto de
organizaciones, cada una enfocada a temas diferentes, como ministerios
separados, con diferentes reglas internas de decisión, que, en conjunto, tienen
mucho poder y que están muy coordinadas por el G-7 y, en segunda ronda, por el G-20.
El G-7 adopta muchas decisiones que estas organizaciones desarrollan y
ejecutan. Estamos hablando de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo
Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la del Trabajo,
la de la Salud,...
El grupo de los siete son Estados Unidos, Canadá, Gran
Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Japón y es lo más parecido a un gobierno
mundial que ha existido nunca.
¿En
este gobierno no mandan demasiado los estados del norte?
Depende de la organización. El G-7 lo forman las siete
democracias industriales más ricas, que son del Norte, sí. El G-20, en cambio,
incluye el Norte y el Sur. Están China, India, Argentina, África del Sur,
Brasil,... Supone el 95% de la producción, las dos terceras partes de la
población mundial,... En el Consejo de Seguridad de las Naciones están los
cinco supuestos ganadores de la guerra mundial, que también son del Norte, pero
el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, están mucho
más repartidos, con presencia de todos los países, con voto proporcional a la
población y a los recursos con que contribuyen a estas organizaciones. África
del Sur, Arabia Saudí, Argentina o Brasil tienen más votos que muchos países
del Norte.
¿Qué
papel tiene hoy Rusia en este gobierno mundial?
Rusia fue miembro del G-7 cuando se convirtió en G-8 y el
presidente de Estados Unidos invitó al presidente ruso Boris Yeltsin a incorporarse.
Alcanzaron una especie de pacto, explicado por Bill Clinton en sus memorias,
que consistía en que Rusia entraba en el G-7 y en otras organizaciones
mundiales de las que no era miembro a cambio de que Polonia, Hungría y otros
países pasasen a ser miembros de la Unión Europea y la OTAN. Habría podido
funcionar pero Rusia ha cambiado de política interna. Es menos democrática y
más conflictiva. Se ha anexionado Crimea. Formalmente no se ha expulsado a Rusia
del G-8, pero ha dejado de participar en él.
Es un problema sobre todo europeo. Las fronteras de la
Unión Europea no están definidas. El presidente del Consejo Europeo, Donald
Tusk, cuando tomó posesión, dijo que Rusia era 'nuestro problema estratégico'.
El conflicto es más bien europeo que global.
¿Los
países emergentes ganarán terreno en este gobierno mundial?
Ha habido el intento de los BRICS (Brasil, Rusia, India,
China y África del Sur) de crear un banco alternativo al Banco Mundial y un
banco de inversiones dirigido por China, pero primero tenían relativamente poco
dinero y luego ha habido muchas rivalidades internas. Además, la economía china
ha aflojado un poco. El futuro no es demasiado optimista para ellos.
Hay una reforma pendiente en el Banco Mundial y el Fondo
Monetario que se aprobó hace tiempo pero que no ha sido ratificada por el
Congreso de Estados Unidos. Esta reforma da más votos a estos países y se los
quita a los países europeos. Se ha producido una cierta reacción por parte de
los BRICS para crear una herramienta alternativa que creo que no tiene
demasiado futuro pero que puede servir como arma de negociación y presión para
que se aplique la reforma pendiente en el Banco Mundial y el Fondo Monetario.
La directora gerente del Fondo Monetario, Christine
Lagarde, ha llegado a decir que está dispuesta a bailar la danza del vientre en
el Congreso de Estados Unidos para persuadir a los congresistas para que
aprueben esta reforma. Ya sería hora de que lo hicieran. Si la aprobasen, los
dos bancos que han estado creando los BRICS tendrían menos relevancia de la que
pretenden.
Los
ciudadanos no tienen una visión demasiado positiva de estos organismos
mundiales.
Porque no son suficientemente conocidos y quedan lejos.
Lo que queda más cerca son las ciudades, la Generalitat, el Estado o la Unión
Europea. Si hubiera más información, la valoración mejoraría, porque, en
algunas cosas, son eficientes, consensuales, responsables, rinden cuentas,
tienen mucha transparencia actualmente,...
Usted
tiene una opinión bastante favorable sobre estos organismos. En el libro
asegura que la ONU evitó la Tercera Guerra Mundial.
No me lo he inventado yo. Si pensamos en la historia
europea, los trescientos años que van entre la paz de Westfalia y la Segunda
Guerra Mundial están marcados por conflictos bélicos cada vez más frecuentes y
más mortales. Esto se detuvo al crearse la ONU. El Consejo de Seguridad era muy
conflictivo durante la guerra fría, pero precisamente porque la batalla se
hacía allí dentro nunca se llegó trasladó del todo fuera. Se contaminaron
guerras locales con la polarización internacional pero no se sufrió una guerra
global como las que había habido antes en varias ocasiones. Impidió que hubiera
una nueva matanza global.
En los últimos veinte y cinco años las Naciones Unidas
han hecho un buen trabajo positivo de ayuda a los países subdesarrollados y
atención a los conflictos locales.
¿Se
deben retocar las herramientas de gobierno mundial? ¿Las que hay están funcionando
bien?
El peor caso es el de la Organización Mundial del
Comercio que en 20 años exactos que hace que se creó no ha aprobado ningún
acuerdo global. Antes existía el GATT, que no era una organización sino un
tratado para bajar los aranceles y facilitar el comercio. Hizo bastantes
progresos parciales durante un tiempo pero cuando se convirtió en una
organización global, en 1995, se equivocaron. Adoptaron unas reglas de decisión
que no se correspondían al nivel conflictivo del comercio, que puede ser
favorable para todos pero también es muy problemático. Hay importadores y
exportadores, cada país se especializa en un producto,... Esto requiere unas negociaciones
sofisticadas, pero se adoptó la regla de que todos los países tuvieran los
mismos votos y las decisiones se tomaran por unanimidad. No puede funcionar,
claro.
El actual presidente de la OMC, cuando tomó posesión,
dijo que o se adoptaban acuerdos globales o la organización quedaría
desautorizada. Logró un primer acuerdo modesto para estandarizar los
contenedores de los puertos pero la India se opuso y no se pudo poner en
práctica. En veinte años no se ha podido hacer nada. Es un problema de diseño
institucional. Debería utilizarse votos ponderados en función de la importancia
del gobierno de cada país.
¿Es
imposible reformar el Consejo de Seguridad de la ONU?
Hay propuestas continuamente. Hay una literatura inmensa
al respecto, para que entren Alemania o Japón... Quizás algún día se llegará.
Pero como los que están dentro tienen derecho a veto impiden las reformas.
Alemania no es nada militarmente. Japón, tampoco. Se les prohibió tener
ejército durante muchos años. El gasto militar per cápita de Alemania es de los
más bajos del mundo. Los cinco son todavía potencias importantes. En Europa,
Gran Bretaña y Francia son los dos únicos países que tienen ejércitos reales y
poseen la bomba atómica. Alemania es muy importante económicamente pero no en
este ámbito. El Consejo de Seguridad es poco consensual y se toman decisiones
que no funcionan. Como fue el caso de Irak o Libia. Es difícil pensar que una
reforma institucional mejoraría mucho el trato de estas cuestiones.
¿El
gobierno mundial necesita grandes áreas geopolíticas para funcionar bien o
puede hacerlo con un mundo dividido en cerca de doscientos países?
Hay otra estructura, que es lo que yo llamo los grandes
imperios: Los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China, India. Abarcan la
mayor parte del mundo. Son plataformas intermedias entre los estados y las
organizaciones globales. Hay una estructura doble, una vertical y una
horizontal. La horizontal la forman estas treinta organizaciones y pico. Y la
vertical incluye las grandes uniones de Estados Unidos, la europea, la
Federación Rusa,... que va bajando hasta los estados.
¿Le
va bien o mal que se creen nuevos estados? ¿Cómo afectaría al gobierno mundial
que Cataluña o Escocia se independizaran?
Hace cien años había unos cincuenta países en el mundo.
Ahora hay unos doscientos en las Naciones Unidas. La globalización favorece que
cualquier unidad del tamaño que sea funcione si está en el mercado global. Si
tiene apertura al comercio, las inversiones, las comunicaciones, los viajes,
los costes de ser pequeño son muy bajos. Es por ello que se han creado tantos
países nuevos. Ahora bien, para que funcionen deben estar dentro. Dentro de la
Unión Europea o dentro de las organizaciones globales. Dentro puedes ser tan
pequeño como quieras. Fuera están Kosovo y Albania.
Si
Cataluña se separa de España ¿quedará fuera?
La fórmula es una distribución de poderes en favor de
Europa y de las regiones y naciones pequeñas a costa de los estados grandes
pero sin disolver las estructuras de niveles múltiples. Ninguno de ellos será
soberano pero seguirán existiendo. Esta es la fórmula viable y eficiente, que
se puede aceptar fácilmente. Salir de la Unión Europea para volver a entrar no lleva
a ningún lado.
¿Cómo
se ve desde Georgetown el debate independentista que se vive en Cataluña?
En realidad, es el fracaso de España. España tiene una
historia trágica. Como estado nacional soberano nunca se llegó a completar.
Tuvo un imperio demasiado grande y costoso y lo perdió demasiado pronto, antes
de haber construido un estado poderoso. No creó una nación unificada española,
como hicieron Francia o Inglaterra.
La situación histórica es que la España castellana, que
es mayoritaria, es demasiado débil para integrar todo el territorio -Cataluña,
País Vasco,...- pero suficientemente fuerte como para impedir una alternativa
nacional de estos países. O al revés, Cataluña es lo suficientemente fuerte
para resistir durante mucho tiempo la asimilación castellana pero no tanto como
para crear una alternativa autosuficiente. Estamos ante la definición perfecta
del conflicto. Hace cien años como mínimo que esto está claro.
La oportunidad de que se resuelva en la construcción de
un estado nacional soberano tanto español como catalán ya ha desaparecido.
Ahora lo que cuenta es Europa, sobre todo, y el mundo. Es demasiado tarde para
intentar crear este estado, tanto unos como otros.
Europa,
la Unión Europea, ya no es aquel marco atractivo de los años ochenta. Sus
políticas económicas o hacia los refugiados son decepcionantes.
La cuestión de los refugiados acaba de empezar. La
reacción de Alemania, de entrada, fue sorprendentemente positiva. Angela Merkel
tiene problemas internos en su partido, ahora, porque ha sido demasiado abierta
con los refugiados. Ha tenido una respuesta mejor de lo que se podía esperar.
Otros temas que se han abordado antes, como el mercado, la moneda, la unión
fiscal, la unión bancaria, la energía, han tardado mucho tiempo en tratarse y
llegar a acuerdos. El tema de las fronteras, los refugiados, apenas se acaba de
plantear de forma dramática. Puede tardar más o menos pero hay tiempo
suficiente para que lo aborden.
A
pesar de la desilusión que está causando en mucha gente la reacción europea
ante los refugiados ¿hay que seguir creyendo, confiando, apostando por Europa?
La desilusión viene porque el gobierno de Hungría quiere
cerrar la frontera y algunos países se olvidan del tratado de Schengen pero no
porque la Unión Europea no esté a favor de este tratado o quiera tratar el
flujo de refugiados de forma ordenada y pacífica. Son algunos de los estados
fronterizos los que pretenden no cooperar con los otros países para tener menos
refugiados que ellos. Hay competencia entre los estados para arbitrar el
problema. Si hubiera una política global más unitaria, sería menos conflictivo.
Cuanta más Europa, mejor. Evidentemente la mayoría de
gente que entra por Grecia, Melilla. Sicilia, Serbia, Hungría,... quiere ir a
Alemania, Inglaterra o Suecia. Es un problema europeo que debe abordarse a
nivel europeo. Es un desafío nuevo, inesperado, que no estaba en la agenda y la
solución debe ser europea.
¿La
dialéctica derecha-izquierda desaparece del todo cuando se llega al nivel de
gobierno mundial?
Ha desaparecido, en parte, porque hay más políticas de
consenso. En los temas de política económica y algunas políticas sociales, la
derecha favorable al libre mercado ha ganado, en el sentido de que los bienes
privados son de los mercados, los bienes públicos son de los estados y los
gobiernos no deben interferir en la actividad económica. Esto ha sido aceptado
cada vez más. En cambio, en los temas culturales, morales, de libertades,
familia,... la izquierda ha ganado claramente. Los valores liberales,
libertarios, han sido cada vez más aceptados.
Cada una ha ganado una batalla diferente. Que haya más
consenso, y que, en las dos direcciones, algunos hayan aceptado cosas que antes
no querían está bien. Hay más políticas de consenso y esto no tiene porque ser
malo.
¿Se
puede gobernar un mundo donde las grandes religiones tienen tanto peso y a menudo
se usan como excusa para confrontaciones violentas?
Es el gran tema pendiente. Algo más de la mitad del mundo
vive en democracia. Los que no lo hacen están en China o en el veinticinco por
ciento de la población que vive en países árabes o musulmanes. La pregunta es
si el islam es compatible con la democracia y la apertura al mundo. La religión
católica se consideraba incompatible con la democracia hasta hace unas décadas.
El Papa no aceptó oficialmente que los católicos votaran en elecciones
competitivas o que formaran partidos democristianos hasta el año 1931, cuando
ya hacía tiempo que bastantes países funcionaban democráticamente.
En algunos países, la iglesia católica favoreció la
democracia, como Polonia o algunos de América Latina. ¿Porqué no pensar que el
islam, que no tiene ni siquiera un Papa o una autoridad centralizada y es muy
disperso, local, podría adaptarse? La mayoría de musulmanes viven en países más
o menos democráticos, como Indonesia o la India. Puede pasar lo mismo que pasó
con el catolicismo. Está por ver.
¿Se
puede gobernar bien un mundo donde un 1% de la población tiene la misma riqueza
que el 99% restante?
Creo que la riqueza está menos concentrada. A mí me
preocupa el 10% o el 15% que está en el fondo. Su situación no está linealmente
vinculada a la acumulación de riqueza que ha hecho el 1% superior. Depende de
las circunstancias locales, de la capacidad de desarrollar las energías
propias, de sus modelos de desarrollo, de crecimiento. El tema es cómo
conseguir que el 15% del mundo que está todavía en situación de pobreza extrema
se incorpore a una dinámica global más positiva. Según el Banco Mundial, que
adoptó la prioridad de eliminar la pobreza extrema en veinte años, se ha
conseguido eliminar la mitad de esta pobreza en los últimos diez años. Era un
poco más del 20% y ahora es un 10% o un 12%.
Hay que mirar la media, la renta per cápita media. Ahora
se ha frenado con la recesión pero ha evolucionado bien.
El concepto de la riqueza es muy relativo. No está en
bolsillos sino invertida en empresas. También en la especulación. Hay que ver
cómo esta riqueza puede ser más beneficiosa para el conjunto de la sociedad. No
es una cuestión puramente de redistribución sino que hace falta una política de
crecimiento que beneficie a todos.
Afirma
que la ONU ha evitado la tercera guerra mundial. ¿La ha evitado para siempre?
Nunca nada es para siempre pero una guerra entre grandes
estados, como fueron las dos grandes guerras mundiales, con bombas nucleares,
no parece verosímil, de momento. Mucha violencia terrorista en algunas zonas
del mundo, guerras civiles, sí. Siria está superando todos los récords
históricos de muertes en una guerra en relación a la población. Peor que la
guerra civil americana o la del Congo.
Una guerra como la segunda guerra mundial entre grandes
potencias, yo creo que está bastante descartada.
Siscu Baiges
No hay comentarios:
Publicar un comentario