jueves, 20 de marzo de 2025

“A la mierda la autoestima, dadme lucha de clases”

 


El título deja bien a las claras el contenido de las cien páginas de este opúsculo del activista y artista satírico alemán Jean-Philippe Kindler que acaba de editar Bauplan en su colección seriecero. Kindler nos propone repolitizar la sociedad a partir de este libro que define como “una nueva crítica del capitalismo.

Lo divide en cinco apartados en los que reclama politizar la pobreza, la felicidad, la crisis climática, la izquierda y la buena vida. En la introducción reclama que se vaya más allá de la responsabilidad individual, base argumental del neoliberalismo, para combatir el capitalismo y el modelo social injusto en que nos hemos acostumbrado a vivir. “Cuando en la esfera pública se argumenta insistentemente a favor de mercados no regulados, impuestos bajos y libertad empresarial, estamos ante actores que entran en política para impedir que se haga política”, denuncia y afirma que “la lucha de clases se está convirtiendo en el deber más urgente”.


Kindler lamenta que los votantes de partidos de izquierda a menudo los apoyan no tanto por la confianza en sus programas sino “porque todo lo demás encaja aún menos con sus preferencias, no por convicción real”. “Cualquiera que quiera sumarse seriamente a la reivindicación de sacar a la gente de la pobreza debe tener el valor de ser radical: mientras vivamos en un sistema que se basa en que las personas dependen del intercambio de su trabajo por un salario, habrá explotación”, afirma.

Acusa al capitalismo de provocar infelicidad y ser el responsable de “la plaga de la enfermedad mental” que nos afecta por doquier. Abomina de la filosofía que difunde que la libertad personal debe lograrse a base de limar la influencia del estado en la organización de una sociedad más justa y que la identidad está reñida con la solidaridad entre minorías de todo tipo. “El capitalismo también consiste en hacer que todas las identidades sean puestas al servicio del proceso de producción, de modo que todos seamos explotados exactamente de la misma manera, independientemente del género, origen y orientación sexual”, subraya.

Define su libro como “una llamada a la acción política”, llamada que debe desbordar esa “izquierda hipster con barniz socialdemócrata” que conoce bien en la Alemania en la que se desenvuelve. Todo ello debe llevar también a una repolitización de la buena vida que, a su entender “debe ser conquistada para todos. Infraestructuras, salud, servicios sociales: el trabajo arduo de las personas en esta sociedad es, en este conjunto, “demasiado grande para caer” (too big to fail). Si cayera, por ejemplo debido a una huelga general en sectores y áreas socialmente cruciales, el mundo tal como lo conocemos -y deberíamos dejar de aceptar- quedaría patas arriba”.

“Hagamos que suceda”, concluye.






No hay comentarios:

Publicar un comentario