martes, 8 de octubre de 2024

Cine para ver, pensar y saborear


 

Pedro Almodóvar nos ofrece un dulce para saborear con La habitación de al lado. Desde la escena inicial hasta la que cierra la película, el espectador asiste al diálogo entre las dos protagonistas con un rincón de su cabeza dedicado a pensar en su propia experiencia personal y su posición ante el conflicto que plantea.

Martha (Tilda Swinton) explica a su amiga Ingrid (Julianne Moore) que sometida al tratamiento de un cáncer incurable ha decidido quitarse la vida y le pide que le acompañe en el tramo final de su vida. ¿Qué haríamos nosotros en caso de encontrarnos en la situación que vive cualquiera de las dos? ¿Decidiríamos comprar esa pastilla mortal que se puede adquirir fácilmente en la deep web? ¿Nos convertiríamos en cómplices de la enferma terminal con el riesgo penal que ello pueda comportar?



La excelente música de Alberto Iglesias, presente a lo largo de toda la película, invita a la reflexión pausada, rigurosa.  

No hay que descubrir nada en Pedro Almódovar. Es un grande del cine y ese León de Oro en el Festival Internacional de Cine de Venecia es enormemente merecido. Es evidente que La habitación de al lado está llama a recibir numerosos premios y a ser vista por millones de espectadores en todo el mundo. Julianne Moore y Tilda Swinton pueden estar orgullosas de su participación en esta joya cinematográfica de la que también John Turturro, Alessandro Nivola, Juan Diego Botto, Raúl Arévalo, Melina Matthews y Victoria Luego, entre otros, podrán explicar a sus amigos y descendientes que hicieron su aportación a la misma. Entre esos otros conviene destacar el papel de Agustín Almódovar, hermano de Pedro, productor de la película y su mano derecha en la productora El Deseo.



El viernes 18 de octubre llega a los cines de la mano de Warner Bross esta película que es la número 23 de Almodóvar como director. Hace menos de un mes que cumplía los 75 años, una edad en la que reflexiones como las que nos propone suelen mezclarse con vivencias personales próximas a la cuestión que nos plantea. Pero La habitación de al lado no es solo una película para gente mayor habituada a conocer personalmente o a través de amigos los efectos de los diversos tipos de cáncer en nuestra salud. Es una demostración que el cine puede servir para reconocer el buen trabajo de directores y actores pero también para sacudir nuestra conciencia y plantearnos o replantearnos el sentido de nuestra existencia.



 No verla sería un gran error. Hay que verla, saborearla y comentarla. Quizás incluso dos o tres veces. Es dura pero puede ser también terapéutica. Gracias, Pedro Almodóvar y todo el equipo que ha hecho posible esta cuidada obra de arte.



 



 



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