domingo, 13 de diciembre de 2015

Josep Maria Colomer, profesor de Economia Política de la Universidad de Georgetown, y autor de "El Gobierno mundial de los expertos"



"Ya es demasiado tarde para que Cataluña y España construyan estados soberanos"

El profesor de Economía Política de la Universidad de Georgetown Josep M. Colomer acaba de publicar "El Gobierno mundial de los expertos" (Editorial Anagrama). Es un ensayo donde analiza la función y eficacia de la gestión de la treintena de organizaciones que, a nivel mundial, dirigen o coordinan la marcha política y económica de nuestro mundo. Es una visión favorable a su existencia y trabajo aunque detecta y expone también sus diversos defectos. En el contexto mundial actual, Colomer ve complicada la consolidación europea de la aventura de los independentistas catalanes.

¿Hay un gobierno mundial funcionando realmente en nuestro Planeta?
Un gobierno mundial, como tal, no existe. Un gobierno como organismo único, centralizado, un super-Estado, no existe, ni existirá seguramente y quizás no sería deseable. Lo que hay es un conjunto de organizaciones, cada una enfocada a temas diferentes, como ministerios separados, con diferentes reglas internas de decisión, que, en conjunto, tienen mucho poder y que están muy coordinadas por el G-7 y, en segunda ronda, por el G-20. El G-7 adopta muchas decisiones que estas organizaciones desarrollan y ejecutan. Estamos hablando de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional, la Organización Mundial del Comercio, la del Trabajo, la de la Salud,...
El grupo de los siete son Estados Unidos, Canadá, Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia y Japón y es lo más parecido a un gobierno mundial que ha existido nunca.

¿En este gobierno no mandan demasiado los estados del norte?
Depende de la organización. El G-7 lo forman las siete democracias industriales más ricas, que son del Norte, sí. El G-20, en cambio, incluye el Norte y el Sur. Están China, India, Argentina, África del Sur, Brasil,... Supone el 95% de la producción, las dos terceras partes de la población mundial,... En el Consejo de Seguridad de las Naciones están los cinco supuestos ganadores de la guerra mundial, que también son del Norte, pero el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, por ejemplo, están mucho más repartidos, con presencia de todos los países, con voto proporcional a la población y a los recursos con que contribuyen a estas organizaciones. África del Sur, Arabia Saudí, Argentina o Brasil tienen más votos que muchos países del Norte.

¿Qué papel tiene hoy Rusia en este gobierno mundial?
Rusia fue miembro del G-7 cuando se convirtió en G-8 y el presidente de Estados Unidos invitó al presidente ruso Boris Yeltsin a incorporarse. Alcanzaron una especie de pacto, explicado por Bill Clinton en sus memorias, que consistía en que Rusia entraba en el G-7 y en otras organizaciones mundiales de las que no era miembro a cambio de que Polonia, Hungría y otros países pasasen a ser miembros de la Unión Europea y la OTAN. Habría podido funcionar pero Rusia ha cambiado de política interna. Es menos democrática y más conflictiva. Se ha anexionado Crimea. Formalmente no se ha expulsado a Rusia del G-8, pero ha dejado de participar en él.
Es un problema sobre todo europeo. Las fronteras de la Unión Europea no están definidas. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, cuando tomó posesión, dijo que Rusia era 'nuestro problema estratégico'. El conflicto es más bien europeo que global.

¿Los países emergentes ganarán terreno en este gobierno mundial?
Ha habido el intento de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y África del Sur) de crear un banco alternativo al Banco Mundial y un banco de inversiones dirigido por China, pero primero tenían relativamente poco dinero y luego ha habido muchas rivalidades internas. Además, la economía china ha aflojado un poco. El futuro no es demasiado optimista para ellos.
Hay una reforma pendiente en el Banco Mundial y el Fondo Monetario que se aprobó hace tiempo pero que no ha sido ratificada por el Congreso de Estados Unidos. Esta reforma da más votos a estos países y se los quita a los países europeos. Se ha producido una cierta reacción por parte de los BRICS para crear una herramienta alternativa que creo que no tiene demasiado futuro pero que puede servir como arma de negociación y presión para que se aplique la reforma pendiente en el Banco Mundial y el Fondo Monetario.
La directora gerente del Fondo Monetario, Christine Lagarde, ha llegado a decir que está dispuesta a bailar la danza del vientre en el Congreso de Estados Unidos para persuadir a los congresistas para que aprueben esta reforma. Ya sería hora de que lo hicieran. Si la aprobasen, los dos bancos que han estado creando los BRICS tendrían menos relevancia de la que pretenden.

Los ciudadanos no tienen una visión demasiado positiva de estos organismos mundiales.
Porque no son suficientemente conocidos y quedan lejos. Lo que queda más cerca son las ciudades, la Generalitat, el Estado o la Unión Europea. Si hubiera más información, la valoración mejoraría, porque, en algunas cosas, son eficientes, consensuales, responsables, rinden cuentas, tienen mucha transparencia actualmente,...

Usted tiene una opinión bastante favorable sobre estos organismos. En el libro asegura que la ONU evitó la Tercera Guerra Mundial.
No me lo he inventado yo. Si pensamos en la historia europea, los trescientos años que van entre la paz de Westfalia y la Segunda Guerra Mundial están marcados por conflictos bélicos cada vez más frecuentes y más mortales. Esto se detuvo al crearse la ONU. El Consejo de Seguridad era muy conflictivo durante la guerra fría, pero precisamente porque la batalla se hacía allí dentro nunca se llegó trasladó del todo fuera. Se contaminaron guerras locales con la polarización internacional pero no se sufrió una guerra global como las que había habido antes en varias ocasiones. Impidió que hubiera una nueva matanza global.
En los últimos veinte y cinco años las Naciones Unidas han hecho un buen trabajo positivo de ayuda a los países subdesarrollados y atención a los conflictos locales.

¿Se deben retocar las herramientas de gobierno mundial? ¿Las que hay están funcionando bien?
El peor caso es el de la Organización Mundial del Comercio que en 20 años exactos que hace que se creó no ha aprobado ningún acuerdo global. Antes existía el GATT, que no era una organización sino un tratado para bajar los aranceles y facilitar el comercio. Hizo bastantes progresos parciales durante un tiempo pero cuando se convirtió en una organización global, en 1995, se equivocaron. Adoptaron unas reglas de decisión que no se correspondían al nivel conflictivo del comercio, que puede ser favorable para todos pero también es muy problemático. Hay importadores y exportadores, cada país se especializa en un producto,... Esto requiere unas negociaciones sofisticadas, pero se adoptó la regla de que todos los países tuvieran los mismos votos y las decisiones se tomaran por unanimidad. No puede funcionar, claro.
El actual presidente de la OMC, cuando tomó posesión, dijo que o se adoptaban acuerdos globales o la organización quedaría desautorizada. Logró un primer acuerdo modesto para estandarizar los contenedores de los puertos pero la India se opuso y no se pudo poner en práctica. En veinte años no se ha podido hacer nada. Es un problema de diseño institucional. Debería utilizarse votos ponderados en función de la importancia del gobierno de cada país.

¿Es imposible reformar el Consejo de Seguridad de la ONU?
Hay propuestas continuamente. Hay una literatura inmensa al respecto, para que entren Alemania o Japón... Quizás algún día se llegará. Pero como los que están dentro tienen derecho a veto impiden las reformas. Alemania no es nada militarmente. Japón, tampoco. Se les prohibió tener ejército durante muchos años. El gasto militar per cápita de Alemania es de los más bajos del mundo. Los cinco son todavía potencias importantes. En Europa, Gran Bretaña y Francia son los dos únicos países que tienen ejércitos reales y poseen la bomba atómica. Alemania es muy importante económicamente pero no en este ámbito. El Consejo de Seguridad es poco consensual y se toman decisiones que no funcionan. Como fue el caso de Irak o Libia. Es difícil pensar que una reforma institucional mejoraría mucho el trato de estas cuestiones.

¿El gobierno mundial necesita grandes áreas geopolíticas para funcionar bien o puede hacerlo con un mundo dividido en cerca de doscientos países?
Hay otra estructura, que es lo que yo llamo los grandes imperios: Los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, China, India. Abarcan la mayor parte del mundo. Son plataformas intermedias entre los estados y las organizaciones globales. Hay una estructura doble, una vertical y una horizontal. La horizontal la forman estas treinta organizaciones y pico. Y la vertical incluye las grandes uniones de Estados Unidos, la europea, la Federación Rusa,... que va bajando hasta los estados.

¿Le va bien o mal que se creen nuevos estados? ¿Cómo afectaría al gobierno mundial que Cataluña o Escocia se independizaran?
Hace cien años había unos cincuenta países en el mundo. Ahora hay unos doscientos en las Naciones Unidas. La globalización favorece que cualquier unidad del tamaño que sea funcione si está en el mercado global. Si tiene apertura al comercio, las inversiones, las comunicaciones, los viajes, los costes de ser pequeño son muy bajos. Es por ello que se han creado tantos países nuevos. Ahora bien, para que funcionen deben estar dentro. Dentro de la Unión Europea o dentro de las organizaciones globales. Dentro puedes ser tan pequeño como quieras. Fuera están Kosovo y Albania.

Si Cataluña se separa de España ¿quedará fuera?
La fórmula es una distribución de poderes en favor de Europa y de las regiones y naciones pequeñas a costa de los estados grandes pero sin disolver las estructuras de niveles múltiples. Ninguno de ellos será soberano pero seguirán existiendo. Esta es la fórmula viable y eficiente, que se puede aceptar fácilmente. Salir de la Unión Europea para volver a entrar no lleva a ningún lado.



¿Cómo se ve desde Georgetown el debate independentista que se vive en Cataluña?
En realidad, es el fracaso de España. España tiene una historia trágica. Como estado nacional soberano nunca se llegó a completar. Tuvo un imperio demasiado grande y costoso y lo perdió demasiado pronto, antes de haber construido un estado poderoso. No creó una nación unificada española, como hicieron Francia o Inglaterra.
La situación histórica es que la España castellana, que es mayoritaria, es demasiado débil para integrar todo el territorio -Cataluña, País Vasco,...- pero suficientemente fuerte como para impedir una alternativa nacional de estos países. O al revés, Cataluña es lo suficientemente fuerte para resistir durante mucho tiempo la asimilación castellana pero no tanto como para crear una alternativa autosuficiente. Estamos ante la definición perfecta del conflicto. Hace cien años como mínimo que esto está claro.
La oportunidad de que se resuelva en la construcción de un estado nacional soberano tanto español como catalán ya ha desaparecido. Ahora lo que cuenta es Europa, sobre todo, y el mundo. Es demasiado tarde para intentar crear este estado, tanto unos como otros.

Europa, la Unión Europea, ya no es aquel marco atractivo de los años ochenta. Sus políticas económicas o hacia los refugiados son decepcionantes.
La cuestión de los refugiados acaba de empezar. La reacción de Alemania, de entrada, fue sorprendentemente positiva. Angela Merkel tiene problemas internos en su partido, ahora, porque ha sido demasiado abierta con los refugiados. Ha tenido una respuesta mejor de lo que se podía esperar. Otros temas que se han abordado antes, como el mercado, la moneda, la unión fiscal, la unión bancaria, la energía, han tardado mucho tiempo en tratarse y llegar a acuerdos. El tema de las fronteras, los refugiados, apenas se acaba de plantear de forma dramática. Puede tardar más o menos pero hay tiempo suficiente para que lo aborden.
A pesar de la desilusión que está causando en mucha gente la reacción europea ante los refugiados ¿hay que seguir creyendo, confiando, apostando por Europa?
La desilusión viene porque el gobierno de Hungría quiere cerrar la frontera y algunos países se olvidan del tratado de Schengen pero no porque la Unión Europea no esté a favor de este tratado o quiera tratar el flujo de refugiados de forma ordenada y pacífica. Son algunos de los estados fronterizos los que pretenden no cooperar con los otros países para tener menos refugiados que ellos. Hay competencia entre los estados para arbitrar el problema. Si hubiera una política global más unitaria, sería menos conflictivo.
Cuanta más Europa, mejor. Evidentemente la mayoría de gente que entra por Grecia, Melilla. Sicilia, Serbia, Hungría,... quiere ir a Alemania, Inglaterra o Suecia. Es un problema europeo que debe abordarse a nivel europeo. Es un desafío nuevo, inesperado, que no estaba en la agenda y la solución debe ser europea.

¿La dialéctica derecha-izquierda desaparece del todo cuando se llega al nivel de gobierno mundial?
Ha desaparecido, en parte, porque hay más políticas de consenso. En los temas de política económica y algunas políticas sociales, la derecha favorable al libre mercado ha ganado, en el sentido de que los bienes privados son de los mercados, los bienes públicos son de los estados y los gobiernos no deben interferir en la actividad económica. Esto ha sido aceptado cada vez más. En cambio, en los temas culturales, morales, de libertades, familia,... la izquierda ha ganado claramente. Los valores liberales, libertarios, han sido cada vez más aceptados.
Cada una ha ganado una batalla diferente. Que haya más consenso, y que, en las dos direcciones, algunos hayan aceptado cosas que antes no querían está bien. Hay más políticas de consenso y esto no tiene porque ser malo.

¿Se puede gobernar un mundo donde las grandes religiones tienen tanto peso y a menudo se usan como excusa para confrontaciones violentas?
Es el gran tema pendiente. Algo más de la mitad del mundo vive en democracia. Los que no lo hacen están en China o en el veinticinco por ciento de la población que vive en países árabes o musulmanes. La pregunta es si el islam es compatible con la democracia y la apertura al mundo. La religión católica se consideraba incompatible con la democracia hasta hace unas décadas. El Papa no aceptó oficialmente que los católicos votaran en elecciones competitivas o que formaran partidos democristianos hasta el año 1931, cuando ya hacía tiempo que bastantes países funcionaban democráticamente.
En algunos países, la iglesia católica favoreció la democracia, como Polonia o algunos de América Latina. ¿Porqué no pensar que el islam, que no tiene ni siquiera un Papa o una autoridad centralizada y es muy disperso, local, podría adaptarse? La mayoría de musulmanes viven en países más o menos democráticos, como Indonesia o la India. Puede pasar lo mismo que pasó con el catolicismo. Está por ver.

¿Se puede gobernar bien un mundo donde un 1% de la población tiene la misma riqueza que el 99% restante?
Creo que la riqueza está menos concentrada. A mí me preocupa el 10% o el 15% que está en el fondo. Su situación no está linealmente vinculada a la acumulación de riqueza que ha hecho el 1% superior. Depende de las circunstancias locales, de la capacidad de desarrollar las energías propias, de sus modelos de desarrollo, de crecimiento. El tema es cómo conseguir que el 15% del mundo que está todavía en situación de pobreza extrema se incorpore a una dinámica global más positiva. Según el Banco Mundial, que adoptó la prioridad de eliminar la pobreza extrema en veinte años, se ha conseguido eliminar la mitad de esta pobreza en los últimos diez años. Era un poco más del 20% y ahora es un 10% o un 12%.
Hay que mirar la media, la renta per cápita media. Ahora se ha frenado con la recesión pero ha evolucionado bien.
El concepto de la riqueza es muy relativo. No está en bolsillos sino invertida en empresas. También en la especulación. Hay que ver cómo esta riqueza puede ser más beneficiosa para el conjunto de la sociedad. No es una cuestión puramente de redistribución sino que hace falta una política de crecimiento que beneficie a todos.

Afirma que la ONU ha evitado la tercera guerra mundial. ¿La ha evitado para siempre?
Nunca nada es para siempre pero una guerra entre grandes estados, como fueron las dos grandes guerras mundiales, con bombas nucleares, no parece verosímil, de momento. Mucha violencia terrorista en algunas zonas del mundo, guerras civiles, sí. Siria está superando todos los récords históricos de muertes en una guerra en relación a la población. Peor que la guerra civil americana o la del Congo.
Una guerra como la segunda guerra mundial entre grandes potencias, yo creo que está bastante descartada.

Siscu Baiges





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