miércoles, 13 de abril de 2022

COME MIERDA. No comas mejor, deja de comer peor

 

“Habrá un antes y un después en tu forma de alimentarte cuando leas este libro”. Lo dice Patricia Fernández de Lis, redactora jefa de Ciencia del periódico El País. Y tiene toda la razón del mundo. Está hablando de “Come mierda. No comas mejor, deja de comer peor” (Vergara. Penguin Random House). Leerlo supone, por qué negarlo, un sobresalto continuo. Uno descubre que comete numerosos errores a la hora de alimentarse y se sorprende de haber tardado tantos años en descubrirlo.



Cada lector detectará en este libro aspectos de su alimentación que daba por saludables y que no lo son. Es imposible leerlo y no rectificar al concluirlo alguno de nuestros hábitos alimentarios. Cada cual averiguará donde ha fallado hasta ahora, qué errores cometía, qué creía sano y que en el fondo no lo es tanto.

No se trata de convertir esta breve reseña en un spoiler de su contenido. Son más de trescientas páginas que no tienen desperdicio, empezando por la portada con cuatro de los ingredientes que amenazan nuestra salud: la bollería, la comida rápida, los dulces y la gelatina. Entre los cuatro componen la palabra COME, que antecede a la MIERDA que el autor, el dietista-nutricionista Julio Basulto Marset justifica así: “si la palabra ‘mierda’ se define como “cosa mal hecha o de mala calidad (según la Real Academia Española de la Lengua), también debemos aplicar el término a los comestibles de mala calidad nutricional.

Dispóngase a romper con los tópicos y arquetipos, escuche a Basulto cuando nos explica que ni tan solo la etiqueta de ‘vegano’ garantiza que un producto sea sano y sepa que para alimentarse bien no basta con consumir aquellos que se presenten como sin conservantes, sin colorantes, sin aditivos, sin transgénicos, sin agrotóxicos, sin pesticidas, sin fertilizantes o ecológicos. Todo eso está muy bien pero hay que profundizar más en la cuestión de lo que comemos y lo que deberíamos comer.



La receta final de Basulto se resume en cuatro pes: pensar, planificar, perseverar y prescindir. Hay que pensar lo que comemos, de igual manera que debemos pensar lo que escuchamos o lo que hablamos. Debemos planificar nuestro estilo de vida, así como planificamos nuestro currículum o nuestras vacaciones. Tenemos que reeducar nuestro paladar, lo cual pasa por algo de paciencia y perseverancia, aclimatando nuestro paladar a la comida sana. Y hay que tener en cuenta que los cambios alimentarios son más efectivos si reducen la ingesta de productos malsanos que si aumentan la de alimentos saludables, lo que el autor sintetiza en el subtítulo de la portada: “No comas mejor, deja de comer peor”.

A esas cuatro pes hay que añadirle una ele. La de leer este libro tan saludable como necesario.

Siscu Baiges

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