El historiador y antropólogo Nicolás Cortés Riojano se
ha atrevido con “Miraflores. Suite urbana para mezzosoprano” (Círculo Rojo) a
hacer una incursión en lo que podríamos calificar como un recurso literario
poco frecuente: la mezcla en sus trescientas páginas de varios libros en uno
solo. Esa es la impresión que uno tiene cuando va avanzando en la lectura de
este texto que se percibe como enormemente cuidado.
En “Miraflores” encontramos un poco de todo. Está la
historia reciente y actual de la ciudad en la que nació el autor,
convenientemente cambiada de nombre pero que todos identificamos. También hay
alusiones a la política reciente de Catalunya entremezcladas con historias de
serie negra y relatos de alto contenido sexual. La labor como responsable público
de Cooperación Internacional que ha desempeñado y sigue desempeñando hoy se
deja ver en parte del texto.
La literatura, el cine, la poesía, la música forman
parte también del acervo cultural del que echa mano Cortés para adentrarnos en
sus reflexiones y citas abundantes. Viajamos de Simone de Beauvoir a Billie Holiday
pasando por Juan Marsé, Friedrich Nietzsche, Josep Pla, Montserrat Roig, Manuel
Vázquez Montalbán, Virginia Woolf, William Shakespeare, Orson Welles, Marlon
Brando, Carmen Amaya, Juan Marsé, Salvador Dalí, Ernest Hemingway, Anton Chéjov
o Charles Bukowski.
En sus apuntes políticos, en los que detectamos su
aversión hacia el procés, aparecen
personajes del pasado como el ex-alcalde de Barcelona José María Porcioles y
del presente como Oriol Pujol, el hijo que había de substituir a Jordi Pujol en
la presidencia de Catalunya y al que la corrupción se llevó por delante. Aparece
también el Pacto del Majestic que llevó a Aznar a la presidencia del gobierno
español gracias a los votos de los diputados del partido del presidente Pujol
que impartió lecciones de honestidad antes de reconocer que mantuvo una fortuna
ocultada al fisco todo el tiempo que estuvo al frente de Catalunya. Nada más y
nada menos que 23 años. Lehman Brothers o Goldman Sachs son también los malos
de una narración en la que no faltan los violentos sin escrúpulos ni luchadores
por la justicia y gente de buena fe.
En definitiva, un libro que se lee bien, que se
disfruta mejor y que nos descubre a un autor, nacido en 1966, que seguro que
nos ofrecerá nuevas “suites urbanas” a las que hincarles el diente.